La mirada económica de Salvador Distefano

El gobierno está preparando un plan económico post pandemia. Todo apunta a más Estado y Consumo, poco se habla de mejoras en la inversión. El gobierno cree que resolviendo el problema de la deuda crece, para nosotros es una condición necesaria pero no suficiente. El gobierno terminó ofertando U$S 53,50 pero no ha llegado a un acuerdo, claramente es una buena oferta, pero el Ministro manejó mal la reestructuración, el banco UBS lo sacó del agua en el último tramo. Los bonistas están agrandados e irán por algo más.

Tanto el presidente como el vicepresidente saben que si cierran este acuerdo la deuda rápidamente se acomoda. En esta etapa se reestructuran U$S 68.000 millones, luego viene la etapa de la reestructuración de bonos bajo ley argentina por U$S 46.000 millones. Más tarde habría que reestructurar la deuda con el FMI por U$S 43.600 millones, y resta un puchito con el Club de París por U$S 2.100 millones. La oferta para los bonistas bajo ley argentina replicará la oferta que cierren los bonistas que tienen bonos bajo ley extranjera. Cada mejora de un bono bajo ley extranjera opera en forma automática en los bonos bajo ley local.

Argentina debe reestructurar la deuda con el FMI, le debe para el año 2021 U$S 3.621 millones, 2022 U$S 17.121 millones, 2023 U$S 18.157 millones y 2024 U$S 4.657 millones. El gobierno trabajaría en un nuevo perfil de deuda, que descomprima estos pagos durante un mayor periodo de tiempo, y de paso, trabajaría para tener algún desembolso adicional. El déficit 2020 más 2021 rondaría los U$S 50.000 millones, incluyendo el pago de intereses, Argentina debería, como mínimo, conseguir financiar la mitad de este déficit, para no tener que emitir tanto dinero y agobiar el Banco Central.

Argentina debería conseguir financiamiento del FMI por un total de U$S 15.000 millones, lo que no resultaría un imposible si acuerdan metas realistas, y luego salir a buscar U$S 10.000 millones en el mercado interno y externo. Esto dejaría al gobierno financiando vía emisión unos U$S 25.000 millones, que a un tipo de cambio promedio de $ 90 entre hoy y fines del año 2021, nos dejaría una emisión en $ de $ 2.250.000 millones. Un dato importante, en el año 2016 el gobierno de Mauricio Macri arregló la deuda con los bonistas en litigio, y al no aplicar un plan de crecimiento, el tormento volvió a la Argentina en el año 2018. En la actualidad, la reestructuración de la deuda pública es una condición necesaria pero no suficiente para lograr salir de esta crisis.

Solo necesitamos un plan de crecimiento económico que sea creíble, que siente las bases de cómo crecería Argentina en los próximos 10 años. Que este plan genere ingreso de dólares genuinos al país como Inversión Directa. Que esta inversión directa posibilite crecimiento, generación de empleos y consecuentemente más ingresos fiscales. Que estas inversiones estén ligadas a la exportación, y muestren mejoras en la balanza de dólares del país. Por lo que estamos escuchando, el gobierno desea apostar por un plan que impulse el consumo, y esto es un error recurrente. La política cree que el problema de Argentina es la deuda, y que la reactivación vendrá por el mercado interno. Sin embargo, el problema de Argentina es que carece de un plan de crecimiento, solo creció entre los años 2003 y 2010 por la gran suba de las materias primas que exportábamos, luego de ese espacio de tiempo no creció nunca más.

Se viene la reestructuración de la deuda pública, la decisión política de acordar está, y cuanto más consigan los acreedores externos, más dinero podrán cobrar los tenedores de bonos bajo ley argentina. Este acuerdo mejoraría el clima de negocios financieros. Sin embargo, sin un plan de crecimiento es imposible que Argentina resuelva los problemas estructurales, tenemos un déficit de U$S 50.000 millones por delante, financiarlo es un desafió, el camino es la inversión y exportación, si siguen con la idea de más Estado y consumo están totalmente equivocados.